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Bildungsroman

by nicolicio

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1.
Es el héroe de la destrucción, preparando su función. Es el héroe de la destrucción, preparando su función. Va con amigos al cementerio. No habla mucho, pero siente un montón. Es el héroe de la destrucción, esperando tras el telón. Es el héroe de la destrucción, esperando tras el telón. Duerme caleta pero quiere ver arder los paraderos al anochecer. Es el héroe de la destrucción, todo listo para la función. Es el héroe de la destrucción; no está listo para la función. Tiene miedo de despertar (sos mi héroe).
2.
Terminé la adolescencia sin haber resuelto nada. Fantaseando destrucciones; bueno si, lo admito, era todo falso. De tanto preocuparme por los escenarios imaginarios olvidé mis líneas y me quedé en blanco (otra vez). El día de ayer un amigo nos contó que probó hongos; durante media hora todos se drogaron con su historia. En retrospectiva era imposible transmitir como se sintió; si, esa última línea era una referencia a la depresión. Cuatro paredes se encogen hasta aplastarme, se ponen de acuerdo en secreto para sabotearme. Un vagabundo me gritó que me fuera a la mierda (y no es tan mala idea). Al verlo me fijé que él no estaba muy lejos (literalmente estaba encima). Tanto tiempo deambulando y al fin me apuntan un destino; volví al paradero pero aún no pasan micros. ¿Dónde está el lugar del que todos hablan cuando dicen “ándate a la mierda”? ¿Estará lo bastante lejos para no escucharlos nunca más? Me he escapado tantas veces en busca del lugar y tantas veces me he perdido sin las ganas suficientes de encontrarme. Tres paredes se encogen hasta aplastarme, se ponen de acuerdo en secreto para sabotearme. Dos paredes se encogen hasta aplastarme; me tocan la puerta pero ya es muy tarde... ya me fui. Soñé que me despertaba en la cima de un cerro. Toda la gente se revolcaba en el fango de sus sucios juegos. Soñé que me desangraba en el fondo de un cementerio. Todos los cuerpos se masturbaban junto a sus propios miedos. Todo se incendia allá afuera. Todo se incendia allá afuera, y tengo mucho frío como para salir. Todo se incendia acá adentro, y tengo mucho miedo como para salir.
3.
Esa mañana la micro no quiso parar, el paradero olía a mierda. Como un zombie de lagañas congeladas, el héroe se percató del hombre tirado a su lado. “¿Por qué chucha me despiertan tan temprano si es que igual hoy día no haremos nada?”. A lo lejos otra micro galopaba; la inminente fuerza del horario. Ahora son diez pa’ las ocho de la mañana y la micro acaba de pasar. “Y qué me importa si igual voy a llegar tarde, si igual acabaré como el hueón del paradero”. “Ya me aburrí de esperarte, y a ti solo te importan los diez minutos de pelota. Ya decidí escaparme, no puedo con la ambivalencia de tu compañía”. “El trato era así, tú llevabas bicarbonato y yo las chelas tibias y las flores de mi hermano. ¿Ahora cómo voy a respirar en esta guerra? Y cuando me atrapen estaré solo y en la mierda”. El héroe camina a paso lento por la vereda: “la gris calzada eterna es tan grande y es tan nuestra”. Llego medio atrasado y es que un poco era la idea “gritarle a los pacos no es tan bacán si no es contigo”. Ya descubrí que esta parte es la que antecede al coro y al fin de nuestras vidas. El aire se pone denso, empieza la encerrona, el pánico, quedémonos al choque. Yo igual tengo miedo (quedémonos al choque) de encontrarte en mi cuerpo (quedémonos al choque), tantas bombas de humo (quedémonos al choque); tu disfruta el recreo que ya se te va a acabar. Esta canción se desmorona igual que yo en el calabozo. Y me encuentro al hombre del paradero, está despierto y bien vestido. Le pregunto si algún día esto de estar perdido se nos va a pasar. Le pregunto si algún día esto de estar despierto se nos va a olvidar. Se nos va a olvidar también por qué fuimos a marchar, por qué me esforcé tanto en amarte. ¿Es el fin de nuestra juventud la gran victoria del sistema? “Que el romance es con sufrir”; otra gran mentira del sistema. El fin de la juventud, la gran victoria del sistema. “Que evadiéndote serás feliz”; otra gran mentira del sistema. La gran victoria del sistema es otra gran mentira del sistema. La gran victoria del sistema es otra gran mentira del sistema
4.
Caminamos todos los senderos hasta la punta del cerro y arrojamos las botellas hacia un fondo oscuro. Celebramos entre amigos y lanzamos pirotecnia de vidrio molido, era tan grotesco que un amigo terminó guajeando; tan hermoso que pensé “ahora si voy a llorar”. Pero el nudo está agarrado con tanta fuerza que no puedo hablar (canta), con tanta fuerza que no puedo cantar (grita), ¡con tanta fuerza que no puedo gritar! (¡llora!); ¡con tantos gritos, llantos, pero igual respondo “bien y tú”! Somos fuegos artificiales que nunca (a)prendieron. Nuestros labios tan morados no pueden ni siquiera hablar (canten), lo cierto es que no sabemos cantar (griten), ¡nunca nos hemos dicho la verdad! (¡lloren!); ¡tenemos tanto miedo de lo que se oculta bajo nuestros cuerpos! Se nos acabó el alcohol cuando ya estaba amaneciendo. Ya no quedaba ni una gota ni tampoco ganas de movernos cerro abajo hacia el abismo. Tanto tiempo inmovilizados bajo el cielo eterno, que nos baña e hipnotiza en este rito decadente; las últimas horas de año nuevo. Somos fuegos artificiales que nunca (a)prendieron.
5.
Anoche nos contaste que tu mamá se iba a morir. Todos sabían menos yo; dime por favor si soy un mal amigo. Descubrí también ayer que tienen tantos chistes internos. Me hice el loco y sonreí pero por adentro me sentí vacío. Solo quiero saber si en verdad estoy tan solo quiero aprender a ser mejor persona. ¿Por qué siento que entre ustedes hablan cosas tan profundas? Puede ser una ilusión, pero aunque lo sea las cosas siguen igual me da mucho temor reconocer que es un poco mi culpa sentir la desconexión; sentir que estoy flotando en un abismo. Solo quiero saber si en verdad estoy tan solo quiero aprender a ser mejor persona.
6.
¿Cómo amarás en el cielo si jamás fuiste sincero? ¿Cuántos ritos faltan para cumplir con tus pecados? Madre he muerto intentándolo, siendo amigo de los muertos, regresando de la guerra y fracasando en el intento. Igual lo entiendo si es que fallezco no vaya nadie al cementerio, y cada cuanto dejes flores a un tipo que ya estaba muerto por dentro. Aún hay un fuego adentro así que regresa por favor. Ven abrázame y comamos, aún tienes mucho adentro. Madre es tan grande el cementerio, tan grande que me perderé. Perdón te quiero y te extraño pero aún no puedo volver. Aún el libro está incompleto y siento que pronto encontraré el sitio que pinte de blanco el fondo negro y gastado del escenario. ¿Vendrás a ver la obra hoy?
7.
Otra vez me desperté como una cucaracha. Todos mis amigos dicen que alucino, ¿entonces por qué escapan de mí? Otra vez un techo que me es desconocido. Toda mi familia tiene tanto miedo de ver a ese insecto en la cama. Nadie atenderá tus gritos sordos de socorro.
8.
Funeral 11:26
Parte I: El patio de los callados Nos despertamos muy temprano para ir al terminal, tomar un bus al sur directo al funeral. Llevaba dos semanas cavando una tumba; cavé tan hondo que olvidé cómo se siente el sol. Aún veo su cara en los vagones del metro, veo sus ojos en los exorcismos. Mi mente optó por una huelga de hambre, y pasé toda la mañana sin desayunar. Es una decisión diegética a una depresión sin diagnosticar. Aún pienso en haber roto mi botella en su rostro, pero sé bien que eso nunca iba a pasar. Subimos tan apresurados al vagón del tren, mi padre enfurecido yo en silencio (sh sh shh!). Pensé en la claustrofobia subterránea, pensé ¿será la muerte la que me tiene así? Cavando mi propia tumba, encadenado a una máscara de ansiedades ancestrales que no puedo olvidar, de pasados funerales en que no supe llorar. En mis recuerdos yo era bueno para llorar, ¿en qué momento construyeron la represa? En mi imaginación yo podía alzar la voz, pero sé bien que eso nunca sucedió. El vagón repleto, mis ganas de vivir en cero. Hay un hombre a mi lado que me mira y me da miedo. Han sido tantos años desde mi último contacto humano, no puede ser posible que este sea el primero. Me imagino entre sus dedos de serpiente silenciosa. Ahora bajamos en masa, quiero escapar de mi cuerpo. Y cuando lo miré me vio directo a los ojos, dijo algo ininteligible en la escalera del metro. Una descripción callada de todos mis grandes miedos, quiero escapar de mi casa; quiero vivir en un cementerio. Donde pueda cavar infinitas tumbas, una por cada vez que me he sentido así. Una por cada vez que me he querido matar; un mausoleo lleno de temas sin terminar. ¿Cuántas personas asistirán a mi funeral? Estoy sentado en un bus camino a un funeral. A mi funeral ¿Cuántas personas irán? Y el hombre del metro junto a todos mis fantasmas me van a enterrar. Parte II: No me puedo dormir. Son casi las cinco AM, ya estamos de vuelta en la ciudad; quisiera volver a sentirme igual, a todos los demás. Y como todos los demás no puedo sacar nada afuera; el anhelo por mimetizarme contrasta con la soledad. Acaso vas a intentar anestesiar la ansiedad con mil pajas vacías antes de irte a acostar. Solo vas a lograr desconectar la realidad, y luego en el blanco mar recordarás tu funeral. ¿Dónde tengo que ir a enterrar este ataúd que nadie quiere cargar? Parte III: No me quiero levantar. Tres metros bajo el camposanto sueño con la resurrección, pero desconozco la forma para salir de aquí. Hay un terremoto bajo mis huesos el segundo día desde que descendí: mi cuerpo es propulsado hacia el cielo; amanece en el jardín. El sol ya no me duele tanto, el tercer día de resurrección. El sepulturero busca una tumba, pero no hay nadie ahí. Solamente un agujero vacío, donde debería estar mi corazón; el corazón es sólo un músculo, ¡la pena no está ahí! Y tampoco se encuentra en algún funeral, ni en ninguna de mis elaboradas metáforas. Pero requiero poder visualizar todos los miedos que tengo tan adentro. Para desenterrar las infinitas tumbas, para hacer que palpite otra vez este corazón. Sentir la pena como algo real, un organismo viviente; un viejo huésped. Sueño que el día de mi muerte salga el sol. Sueño que el día de mi muerte lo escoja yo. A mi funeral. ¿Cuántas personas irán? Toda mi familia, y todos mis amigos vendrán.
9.
¿Cómo vas a completar el viaje del héroe si nadie te llama? Así nunca podrás cruzar el umbral de lo desconocido, donde se separa el anhelo por la independencia con la soledad, donde habitan tus ficciones desenmascaradas; fuera de estilo. ¿Cuánto crees que sostendrás tu falso amor por la decadencia? Cuando en realidad tú y yo sabemos que es tu disfraz favorito. Es la prenda que nuestra generación viste por excelencia. Es la proyección de un sentimiento colectivo; el fin del mundo. Ahora es cuando el héroe regresa a casa. Todo sigue igual; el paradero aún está vacío. El héroe entiende que la resurrección no fue un acto de trascendencia, sino que de suerte. El héroe abraza el fracaso como un posible final. El héroe entiende la muerte como el estado natural de las cosas. Ya es de noche; es hora de dormir. Por un momento creíste que tu vida seguiría el mito, como Holden deambulando por el parque sin ni un destino. Como Emil siguiendo a Demian por un laberinto de cavernas y deidades falsas; esta es una historia donde no aprendiste nada. Aún te queda mucho por que vivir.

about

En 9 canciones y 50 minutos, Nicolicio articula un relato ambicioso en clave de indie rock. Historias personales hilvanadas en verbosas metáforas, acompañadas de instrumentación que oscila entre la potencia del rock noventero y la calidez del folk de cámara, estructuran la narrativa de Bildungsroman; un viaje donde lo íntimo se transforma en expansiva y cruda mitología. Entre gritos y susurros - y triunfos y derrotas -, el nuevo larga duración de Nicolicio le exige a su audiencia que abra los oídos y se atreva a conocer un mundo inclemente, devastador y calculadamente honesto; un teatro de sensibilidad profunda, de fatalismo pero, finalmente, de esperanza.

credits

released November 25, 2022

Todas las canciones escritas, compuestas y arregladas por Nicolicio
Batería por Francisco Sagredo en “El héroe de la destrucción”, “La gran derrota”, “Cometas decadentes”, “No soy un buen amigo”, “Helden Requiem”, “Canción para Gregorio” y “Días de des(trucción)canso”
Batería por Rodrigo Huircan en “Bildungsroman” y “Funeral”
Bajo por Greco Murillo en “El héroe de la destrucción”, “Bildungsroman”, “La gran derrota”, “Cometas decadentes” y “Canción para Gregorio”
Bajo por Matías Grasset en “No soy un buen amigo”, “Helden Requiem”, “Funeral” y “Días de des(trucción)canso”
Guitarras eléctricas por Simón Arteche en todas las canciones
Guitarras acústicas por Gabriel Goicoechea en todas las canciones excepto “Helden Requiem”
Teclas por Nicolicio en “El héroe de la destrucción”, “Bildungsroman”, “La gran derrota”, “Cometas decadentes”, “No soy un buen amigo”, “Canción para Gregorio”, “Funeral” y “Días de des(trucción)canso”
Violines por Felipe González en “Cometas decadentes”, “Helden Requiem”, “Funeral” y “Días de des(trucción)canso”
Viola por Paula Reinoso en “Cometas decadentes”, “Helden Requiem”, “Funeral” y “Días de des(trucción)canso”
Cello por Anaís Prieto en “Cometas decadentes”, “Helden Requiem”, “Funeral” y “Días de des(trucción)canso”
Trompeta por Claudio Sepúlveda en “El héroe de la destrucción”, “Cometas decadentes”, “Canción para Gregorio”, “Funeral” y “Días de des(trucción)canso”
Trombón por Maximiliano Paulsen en “El héroe de la destrucción”, “Cometas decadentes”, “Canción para Gregorio”, “Funeral” y “Días de des(trucción)canso”
Voces por Nicolicio en todas las canciones
Voces por Lucas Pacheco en “Cometas Decadentes”
Voces por Juan Diego Soto en “Canción para Gregorio”

Grabado por Vicente Muñoz entre julio 2021 y enero 2022
Baterías grabadas por Martín Pérez Roa y Vicente Muñoz en Estudio Niebla; excepto en “Bildungsroman” y “Funeral”, grabadas por Rodrigo Huircan
Producido por Vicente Muñoz y Nicolicio
Mezclado por Vicente Muñoz entre enero y noviembre 2022
Mezcla adicional por Juan Diego Soto
Masterizado por Juan Diego Soto en El Tercero

Arte de portada por Diego Maturana, capturada en el sector suroriente del Cerro San Cristóbal
Edición de portada por Antonel Beltrán y Nicolicio
Diseño de personaje por Vicente Werlinger y Nicolicio
Vestuario por Nicolicio

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nicolicio Santiago, Chile

Desenterrando las tumbas internas en el exorcismo de hacer canciones.

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